LADRONES JUBILADOS: 2ª ENTREGA
<<Ojalá no me cruce con nadie>>, pensé. Ojalá no me encuentre con Abu Gamal, repanchigado como de costumbre en su silla de mimbre frente al portal, al acecho de gente a la que saludar. No estoy de buen humor y lo último que me apetece es ponerme a soltar la retahíla de saludos adornados con manifestaciones de alegría con los que le agasajo a diario, con una maestría directamente proporcional al miedo que este hombre me inspira. Acabo de salir de un atasco tremendo. El tráfico estaba parado debido a que un alto cargo inauguraba una gran obra pública. Parece que el político ha querido convencer a los ciudadanos de la importancia de tal acto cortando la circulación durante toda la ceremonia. Hay que reconocer que resultó una estratagema inteligente, pues la obra en cuestión recibió una serie de insultos que incluso alcanzaron a otros proyectos y personalidades públicas. Sea como fuere, la inauguración de hoy anduvo en boca de toda la ciudad. Por si el atasco fuera poco, he tenido también problemas en el trabajo. Este malestar laboral es la consecuencia natural de mis propios errores, enormes fallos que me había cuidado muy bien de ocultar hasta que esta mañana salieron todos a la luz".
0 comentarios