PEQUEÑAS SATISFACCIONES DE LIBRERO
Pequeñas satisfacciones de librero. Cuando el mundo del libro parece andar convulsionado a las puertas de grandes cambios en muchos aspectos, desde lo administrativo y logístico hasta la misma creación de los libros, los libreros seguimos teniendo pequeñas satisfacciones. Y estas habitualmente no provienen de las cifras de ventas o de los beneficios que obtenemos sino de las historias que nuestros clientes, lectores y lectoras, nos cuentan.
Hace unos días recibí una llamada de un amigo al que veo realmente poco. Curiosamente nuestros últimos encuentros han sido casuales y en la Feria del Libro de Bilbao (a pesar de los pesares también depara algunos buenos momentos). En uno de esos, hace ya dos años, recién había nacido su hija y nos compró un cuento para poder leérselo cuando fuera un poquito más mayor. Pidió una recomendación y compró éste, Niña Bonita, de Ekaré. Hablando por teléfono me contó que ahora que su hija tiene casi tres añitos le lee este cuento todas las noches y que a ella le encanta, una sencilla historia de cariño y admiración entre una niña, negra como el carbón, y un conejo, blanco como el algodón. Y que no pasa noche en que ella le pida a su aita que le cuente el cuento de la nena botita. A pesar de que su padre ya quisiera cambiar de cuento... Y me pidió que le consiguiera otro...
Resultó que la llamada del otro día había sido también casual y por error: ya sabéis, con esto de los móviles a veces te pasas una línea o tienes a dos personas que se llaman igual y luego no sabes de quién es el número al que llamas. Pero de nuevo, en el Día del Libro fue su mujer la que pasó por allí. Parece que ni adrede... Y me contó cuál es el ritual completo de la Niña Bonita y Aroa cada noche al irse a la cama. Cómo ella pide el cuento y cómo su padre, que lo guarda bien seguro, lo saca de su escondrijo, lo abre y empieza a contárselo, poniendo voces, haciendo gestos... dándole vida. Aroa ya se lo sabe de memoria e interrumpe con sus aportaciones y preguntas... Cuando terminan, una oración y a dormir. Sencillamente felicidad... La suya y la nuestra.
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