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KISMET

KISMET

 Kismet

Fernando Gacía Pañeda (Bilbao, 1964)

Hiria, 2006

 

Sinuhé, Egipto, c. 2500 AC: "Todo vuelve a empezar y nada hay nuevo bajo el sol; el hombre no cambia, aún cuando cambien sus hábitos y las palabras de su lengua. No ha ocurrido, pues, nada nuevo ante mis ojos, pero todo lo que ha sucedido acaecerá también en el porvenir. Los que me sigan srerán semejantes a los que me han precedido" (p. 58)

Kohelet, Jerusalén, s. X AC: "Todo es vanidad, anhelo de viento, un soplo estéril". En torno a esto, Nina, nodriza de Nora, reflexiona: "Recuerda: sé prudente, sé fuerte para compensar otras debilidades, para compensar tus diferencias. Pero si lo consigues, tampoco entonces te será más fácil, porque tendrás que huir de la vanidad, y ése es un yugo invisible y muy difícil, terriblemente difícil de evitar [...] Cada cual construye su mundo con mimbres distintos. Tendrás que aprenderlo y conseguirlo por ti misma" (p. 69).

Ismet Caen, judío sefardí de Estambul, s. XXI DC: "Estó absolutamento siguro ke esta situasión es koza del kismet i puede ser el empesijo de una amistad - dijo su anfitrión [Ismet] en su judeo-frañol-turco, aludiendo a las fuerzas irresistibles y a los senderos ineludibles no sólo de la vida humana, sino del cosmos todo [...]" (p. 69)

Los protagonistas de Kismet, Pablo y Nora, se relacionan entre el escepticismo y, a veces, cínico pesimismo, del primero, funcionario convertido en agente secreto, y la racionalidad religiosa de quien busca su propia identidad y lugar en el mundo, de la segunda, estudiante de filología sefardí, en prácticas (sin saberlo) para agente secreto. Un cruce de miradas casual, una sonrisa en un impersonal aeropuerto, continúa, casualmente, en unos asientos contiguos de avión en un viaje a Estambul. Un reencuentro por casualidad en la mezquita Ahmet, abre la puerta a una larga serie de casualidades que acaban con esto personajes recorriendo media Turquía. Intriga, viajes, autoconocimiento. Pero tal vez no todo sea tan casual. Es lo que advertía Ismet antes de que todo empezara.

Kismet es un concepto genuinamente oriental. Entre el libre albedrío o la predestinación cerrada, y mucho más allá de la reencarnación cíclica, el turco kismet combina las ideas de destino y hado con la de fortuna. Las cosas que ocurren, o que nos ocurren, o que hacemos, nos llevan a nuestros próximos hechos sin solución de continuidad, de manera que nada es casual, y todo tiene un sentido. Sin embargo, esta concatenación de hechos y sucedidos no los impone nadie que escriba en letras de oro nuestra vida, sino que depende de las opciones que vamos tomando por el camino. Libertad y destino inexorable. Esta vez es Adriana, la madre de Nora, la que nos resume y da un poco de luz: "¿Recuerdas? El mejor orador es el corazón y el mejor maestro el tiempo. Tu futuro es este, el día de hoy. El mañana no es más que una incógnita, y existirá o no según lo que hagas y seas" (p. 355).

Un cristiano español, una judía sefardí española, un judío sefradí de Estambul, servicios secretos hebreos, turcos y españoles, terroristas kurdos, y de fondo, la cosmopolita y tradicional Estambul, un cóctel de culturas que encaja a la perfección para esta novela de mestizajes, culturales y conceptuales.

En cuanto a Fernando García Pañeda, es lo primero que leo de él. Tiene un estilo pausado, a veces hasta poético, recreando perfectamente las escenas y los escenarios. Sus descripciones de rincones de Estambul son como postales, y se le adivina el conocimiento y el cariño hacia esta ciudad. Sus personajes son intimistas, lo que permite que se les conozco profundamente, que adquieran personalidad en esta historia a través de sus dudas, sus pensamientos y sus reacciones. La alternancia entre uno y otro en la responsabilidad de contarnos los avatares de su aventura ofrece dos puntos de vista distintos sobre los mismos hechos, y anulan a un narrador que en ocasiones pugna por hacerse con un huequito. Me ha parecido una novela para leer y disfrutar con tiempo y tranquilidad. ¿Perfecta para unas vacaciones de verano? Y también para una tarde-noche de invierno, por supuesto.

2 comentarios

Antonio -


No sabía que conocieras tanto Istanbul.

Mi más sincera Enhorabuena por un Libro redondo y tu perfecto dominio del lenguaje.

Vuelven a aparecer los hilos invisibles, en tus manos.

Baraka

ADMC

Fernando -

Una de las cosas que no imaginaba mientras estaba escribiendo, corrigiendo y publicando la novela, es que podría encontrarme con este tipo de recompensas... Es difícil expresar el sentimiento: es algo que te hace sentirte a la vez más orgulloso y más humilde, pero, sobre todo, a lo que más acerca es a realizar tus aspiraciones personales.
Gracias, David. Aquí, un amigo.