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GADIR, UNA EDITORIAL Y UNA LABOR CULTURAL RECOMENDABLES

EL PRÍNCIPE FELIZ

WILDE, OSCAR

Editorial Gadir, 2007

17 €

Ayer acudíamos con nuestras cajas de libros a la fiesta de la Escuela Pública Vasca-Euskal Eskola Publikoa. Era en Amurrio y pese al día nublado y el intermitente xirimiri, se acercó bastante gente por las calles y parques de este pueblo. Sin embargo, la venta no estuvo demasiado animada. Así que entre visita y visita al stand, y entre comentarios, charlas y presentaciones de aquellos libros por los que la gente parecía interesarse más, aproveché para echar un vistazo a alguno de los libros de la premiada editorial Gadir.

A finales de 2009 se otorgaba el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural y la elegida fue la joven editorial Gadir. De entre sus colecciones llevamos a Amurrio una serie de títulos de cuentos y libros infantiles y juveniles de autores ya clásicos en la literatura europea, complementados con ilustraciones esmeradas y una muy cuidada presentación. Elegí El Príncipe Feliz, un cuento de los que todos recordamos de nuestra infancia pero que no había leído completo y por mí mismo quizá en muchísimos años… Bueno, no tan muchísimos….

El caso es que, para empezar, no sabía que su autor era Oscar Wilde. En cuanto a la historia, es bien conocida: la estatua dorada, cubierta de oro y con piedras preciosas engarzadas, de un príncipe que en vida vivió rodeado del lujo y aislado de la miseria del mundo real (¿no os suena a la historia de otro príncipe oriental?), que colocada sobre lo alto de una columna ahora atisba la realidad de su ciudad y vive apenada ante tanta pobreza; y la golondrina, enamoradiza, que se retrasada de su bandada se posa a descansar a los pies de la estatua y acaba quedándose, pese al peligro del frío invernal, a ayudar a la estatua a repartir las riquezas de que está cubierta entre los necesitados de la ciudad.

Una historia de amor, de misericordia y solidaridad surgida en esa época de industrialización desmedida, capitalismo desbocado y creciente deshumanización de un mundo urbano europeo; una época en la que también surgieron historias como Oliver Twist o Cuento de Navidad. Pensándolo bien, una época no muy diferente de la nuestra, visto lo visto.

El caso es que la lectura, rápida y ágil, de este cuento, en el fresco viento de ayer en Amurrio, resultó emocionante, y a ello desde luego contribuyeron las finas ilustraciones de Georges Lemoine. Toda una recomendación.

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