LADRONES JUBILADOS: 4ª ENTREGA
Abu Gamal es buena persona, Gamal es buena persona y yo también soy buena persona. Por norma general, todo el mundo es bueno. Pero hay un pequeño error en este principio. A los dos les encantan sus peleas diarias, que no pasan de insultos o escupitajos. Como mucho, llegan a desenvainar y blandir sus armas. El motivo oculto de estos combates es una pugna por ver quien tiene más autoridad en la casa. La causa oficial son sus diferencias acerca de cómo tratar la locura de Seyf, el hijo menor de Abu Gamal, que había manchado y deshonrado la buena reputación de la familia. Riñas cotidianas que no desgastaban los vínculos de afecto que había entre ambos sino que incluso los reforzaban. Después de discutir se daban cuenta de que no se tenían más que el uno al otro y de que la vida son cuatro días. ¿Qué hay de malo, mientras te preparan la comida y te ponen la mesa, en abrir el apetito con un pequeño debate sobre el demonio, la cólera y la locura? <<¡Maldito sea Seyf y el día en que vino al mundo!>>.
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