¡INDIGNAOS!
Stéphane Hessel, a sus 93 años, nos ofrece una lección de rebeldía, de lucidez y de dignidad
Cuando alguien como Stéphane Hessel llama a la "insurrección pacífica", a desperezarse, a rebelarse, hay que escucharlo. Porque Hessel, a sus 93 años, sabe de lo que habla: miembro de la Resistencia francesa, superviviente de Buchenwald, militante a favor de la independencia argelina y defensor de la causa palestina, este eterno luchador es, además, el único redactor aún vivo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.
Por eso, cuando reclama "un motivo de indignación" para todos hay que hacerle caso. Porque "las razones para indignarse pueden parecer hoy menos nítidas o el mundo más complejo", pero siguen ahí, en la dictadura de los mercados, en el trato a los inmigrantes, a las minorías étnicas. "Buscad y encontraréis", nos dice, "coged el relevo, ¡indignaos!", porque "la peor actitud es la indiferencia. Si os comportáis así, perdéis uno de los componentes esenciales que forman al hombre: la facultad de indignación y el compromiso que la sigue". Un mensaje que ya ha contagiado a más de un millóny medio de lectores en Francia.
En el prólogo, José Luis Sampedro, añade: "¡Indignaos! Hoy se trata de no sucumbir bajo el huracán destructor del consumismo voraz y de la distracción mediática mientras nos aplican los recortes. ¡Indignaos! Sin violencia. Como cantara Raimon contra la dictadura: Digamos NO. Actuad. Para empezar, ¡Indignaos!"