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¿QUÉ VALOR TIENE EL SUFRIMIENTO?

 

 

 

Néctar en un tamiz

 

18,50 €

 

EDICIONES DEL VIENTO, 2007

MARKANDAYA, KAMALA

 

 

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Biografía: Kamala Purnaiya nació en la ciudad de Mysore, en India, en 1924. Hija de un ferroviario, de la casta Brahman, disfrutó de una posición más holgada que muchos de sus compatriotas, incluso dentro del sistema colonial del Raj británico. De su padre heredó un gran gusto por los viajes y su capacidad de observación y de absorción de detalles que luego supo transmitir en sus novelas. Licenciada en Historia en la Universidad de Madrás, comenzó una breve carrera en periodismo que hubo de abandonar tras casarse con un periodista inglés, Bertrand Taylor, y trasladarse con él a Gran Bretaña en 1948. No dejó de desarrollar una carrera profesional, sin embargo, y pronto comenzó a escribir. Con 10 novelas, al menos, publicadas, Markandaya es una de las escritoras más representativas de la diáspora india, una generación de escritores surgida tras la independencia y emigrados, en la mayoría de los casos, a la vieja metrópoli europea.

La independencia de la India marcó un momento histórico de gran importancia tanto en Kamala Markandaya como en todos los intelectuales indios de la época. Con un riquísimo bagaje cultural propio, ahora habían de administrar una herencia occidental sin la tutela imperial; al mismo tiempo, el ritmo de la modernidad se aceleraba y el país iniciaba unos esfuerzos importantes por superar sus limitaciones. Los años 40 y los 50 fueron tiempos de grandes convulsiones socio-económicas y de efervescencia cultural, e inmersa en este contexto estaba la mirada crítica que Kamala dirigió en sus obras sobre cuestiones sociales de la India, las lacras del colonialismo o el legado más positivo de Occidente.

Bibliografía: Nectar in a sieve se publicó por primera vez en 1954, la novela con la que Kamala se dio a conocer. Sin embargo, y pese a convertirse pronto en un clásico sobre la vida rural de la India y objeto de estudio en colegios y universidades del mundo anglosajón, no ha sido hasta 2007 que una editorial española se ha aventurado a traducirla al castellano (Néctar en un tamiz), algo que debemos agradecer a Ediciones del Viento, sin duda.

La obra de Markandaya se extiende en otras novelas en las que se repiten ciertos hitos: la diáspora india, la emigración y sus contradicciones, obstáculos, nostalgias...; la dignidad de la persona frente al sufrimiento; la idea misma del sufrimiento es revisada desde miradas orientales y occidentales; el choque entre Oriente y Occidente.

Some inner fury (1955) trata, precisamente, de estas tensiones entre los dos grandes conjuntos culturales, Occidente y Oriente, vividas a través del conflicto de lealtades que vive una joven hindú entre su país de origen y el inglés al que ama.

A silence of desire (1960) sitúa en una relación de pareja los conflictos entre racionalismo y espiritualidad.

Possession (1963) se centra en la arrogancia colonial y los contradictorios sentimientos de los colonizados por medio de la relación entre una inglesa rica y un indio pobre.

A handful of rice (1966) arremete contra la idea de modernidad que impone una economía urbana de mercado y que aplasta injustamente a una familia.

The coffer dams (1969) vuelve a las relaciones tortuosas entre británicos e indios, esta vez a través de la construcción de una presa en la que trabajan ingenieros ingleses en la India.

The nowhere man (1972), otro clásico de la autora, presenta la alienación del emigrante, el indio que acudió a Inglaterra a trabajar desde antes de la Segunda Guerra Mundial y que, pese a haber compartido las penalidades de la metrópoli nunca será considerado plenamente británico; y tantos años lejos de la India, ya tampoco es aceptado como indio.

Two virgins (1973) habla de la relación entre dos hermanas y de su evolución a medida que crecen y pasan a la edad adulta.

The golden honeycomb (1977) se sitúa en un estado principesco imaginario de la India para revelar las intrigas y tensiones de la política colonial.

Pleasure city o Shalimar (1982) retorna al tema del encuentro intercultural con la llegada de una gran multinacional a un pequeño pueblo costero de la India.

En cuanto a esta primera novela, la primera que se traduce también al castellano, Néctar en un tamiz presenta la historia de una familia de una zona rural de la India a través de un recital autobiográfico de una mujer campesina, Rukmani, en el que se abarcan temas universales. La escritura de Kamala Markandaya se destaca por la facilidad con la que la autora supo identificar esos temas que son de interés para el ser humano, los grandes temas que definen la vida de una persona, en cualquier lugar y en cualquier tiempo. Otra virtud es que, además, escribe en un estilo sencillo y claro. De esta forma, se convierte la vida cotidiana de una familia anónima de un lugar y un tiempo indeterminados en la India en una epopeya rural universal y atemporal. Aun en el s. XXI, la vida y las reflexiones de Rukmani plantean cuestiones de actualidad. Actualidad literal, por cuanto muchas de las situaciones descritas y las actitudes de sus protagonistas pueden verse aún hoy en la India moderna y diversa.

Siguiendo, como hasta ahora, la jugosa presentación de Isabel García López a esta edición española de Néctar en un tamiz, presentamos a continuación los grandes temas de esta novela.

La historia de Rukamni y su familia habla de la especial relación y vínculo existencial que tiene el mundo rural y campesino con la naturaleza, la dependencia de los elementos y de la tierra y del frágil equilibrio para la supervivencia. Frente a esta relación, el avance de la modernidad altera ese equilibrio: las fábricas ocupan la tierra y controlan el crecimiento de la ciudad y la oferta de trabajo.

El personaje de Kenny, por su parte, con sus apariciones intermitentes a lo largo de la novela, encarna la figura del occidental. Su relación con Rukmani y su familia representa la contradictoria relación de encuentro y desencuentro entre Oriente y Occidente, las culturas india e inglesa. Hay fascinación y rechazo en Kenny hacia la aparente conformidad y falta de rebeldía ante la adversidad de los indios; y hay miedo y admiración en Rukmani hacia la riqueza y la libertad con la que viven los blancos.

La mujer es la protagonista en esta novela y en otras de Markandaya. Rukmani es la esposa y la madre de esta historia, sumisa a un marido con la que fue casada siendo aún una niña, decepcionada ante el nacimiento de su primer hijo, una niña, angustiada ante la perspectiva de la esterilidad, fuerte para mantener unida a su familia y afrontar las dificultades, trabajar en el campo, en la casa y en el mercado. Rukmani responde al doble ideal femenino de la cultura hindú: es pativrata, la esposa devota; y es shakti, la fuerza creativa divina, la energía femenina del principio masculino. Será el apoyo de su marido Nathan, en los campos, en las decisiones y en la administración de la economía familiar; ella es la que acude a Kenny para ayudar a sus hijos; cultiva su huerta y acude al mercado de la ciudad; trata con el prestamista; propone salidas. Sin grandes gestos, muestra una energía discreta pero poderosa.

Por otra parte, Ira, la hija de Rukmani, presenta un modelo más alejado de los convencionalismos. Rechazada por su marido, devuelta a casa de sus padres por su aparente esterilidad, se vuelca en el cuidado de su hermano más pequeño. No dudará en prostituirse, incluso, cuando el hambre acecha a la familia, pero toma sus decisiones con plena consciencia y sin perder su dignidad. Así no pierde su sitio en la familia.

Un aspecto que me parece fundamental en la historia es la consideración de la vida y la muerte, la filosofía sobre la que asientan las reacciones y decisiones de Rukmani, Nathan y sus hijos. Rukmani es una campesina, pero sabe leer y transmite ese conocimiento y el valor de la educación a unos hijos a los que no puede comprar libros ni enviar a la escuela. No se rebela ante los golpes de la vida, pero resiste; muestra una actitud que a veces puede parecer de irritante sumisión, pero que le permite sobrevivir a las situaciones más difíciles. Nathan lo resume cuando Rukmani parece no soportarlo más: "Inclínate como la hierba si no quieres romperte". Como a Kenny, a nosotros, lectores de otra cultura, orientada a la reivindicación y la afirmación personal, nos resulta incomprensible, lo juzgamos como una rendición. Pero acaso sea crudo realismo, y su aceptación es lo que permite sobrevivir a las personas enfrentadas al extremo.

Junto a esta filosofía para sobrevivir, en esta novela está muy presente también la muerte y su inseparable relación con la vida. La muerte es asumida con serenidad por una madre cargada de dolor, percibida como liberación del sufrimiento.

No obstante todo lo dicho, a pesar de la presencia de la muerte y de las tremendas dificultades a las que se enfrentan Rukmani y su familia, el auténtico motor de esta historia, arquetípica, es la esperanza. Si es posible soportar lo insoportable y resistir sin quebrarse es porque los protagonistas conservan la esperanza, de una buena cosecha, de un trabajo decente, de volver a casa. A pesar de la serie de calamidades por las que esta familia atraviesa, no se trata de una novela lastimosa. Markandaya abre su novela con una cita de Coleridge:

"El trabajo sin esperanza produce néctar en un tamiz,

Y la esperanza sin un objeto no puede sobrevivir"

Isabel García López la resume y sintetiza con acierto:

"Néctar en un tamiz es un canto a la esperanza como estrategia no sólo para intentar sobrevivir en un mundo adverso, sino para dotar esa supervivencia, esa lucha continua, de contenido y sentido, sin los cuales, una persona, confrontada a situaciones extremas, tendría pocas posibilidades de mantener intacta su integridad como ser humano". Algo que a Kenny le cuesta mucho aceptar: "¿de qué sirve el sufrimiento?", se pregunta ante Rukmani.

"Un pequeño tesoro, Néctar en un tamiz, tan sencillo y falto de pretensiones como su protagonista y sin embargo, capaz de tocar por momentos la conciencia y el corazón".

 

 

 

 

 

 

 

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